Dios puso su mano sobre aquel lugar para que aquella laja del macizo guayanes tuviera esa inclinación ideal, haciéndola propicia para descender en ella a la velocidad de las aguas que pasan por ahí, con dirección a un pozo refrescante, ideal para sofocar el calor típico de esas tierras del sur de Venezuela.
La emoción es única e indescriptible, la primera tarea es subir por la laja con mucho cuidado, para evitar un resbalón que lo dejé con mucho dolor, y lo haga desistir de tan emocionante descenso. Al llegar arriba se puede avistar el pozo, grande y resfrescante; la vista se hace hermosa al ver los árboles, escuchar las aves, y oír la fuerza del agua, aquella que es necesaria para que en el momento de sentarse en el lugar adecuado, la misma lo impulse a una velocidad increíble, para disfrutar así de ese tobogán hecho por la mano de Dios.
El Tobogán de la Selva se encuentra al sur de Puerto Ayacucho, en la vía que va con dirección a Samariapo. La Comunidad Indígena de Coromoto es la encargada de mantener limpio y conservado el lugar, para que todos los viajeros puedan llevarse la mejor imagen de este paraíso natural.
Lanzarse en este tobogán de laja de piedra son segundos mágicos, donde la adrenalina sube, y solo se espera caer en aquella piscina natural para poder nadar más relajado y disfrutar de aquel escenario tan particular del amazonas venezolano.
La emoción es única e indescriptible, la primera tarea es subir por la laja con mucho cuidado, para evitar un resbalón que lo dejé con mucho dolor, y lo haga desistir de tan emocionante descenso. Al llegar arriba se puede avistar el pozo, grande y resfrescante; la vista se hace hermosa al ver los árboles, escuchar las aves, y oír la fuerza del agua, aquella que es necesaria para que en el momento de sentarse en el lugar adecuado, la misma lo impulse a una velocidad increíble, para disfrutar así de ese tobogán hecho por la mano de Dios.
El Tobogán de la Selva se encuentra al sur de Puerto Ayacucho, en la vía que va con dirección a Samariapo. La Comunidad Indígena de Coromoto es la encargada de mantener limpio y conservado el lugar, para que todos los viajeros puedan llevarse la mejor imagen de este paraíso natural.
Lanzarse en este tobogán de laja de piedra son segundos mágicos, donde la adrenalina sube, y solo se espera caer en aquella piscina natural para poder nadar más relajado y disfrutar de aquel escenario tan particular del amazonas venezolano.
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