sábado, 30 de abril de 2011

Recordando al Gran Poeta William Osuna.

Caracas, Venezuela, 1948. Actual presidente de la Fundación Editorial el perro y la rana. Se destaca como poeta, editor y docente. Dirigió el taller de poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos, Celarg (1981), y el taller de poesía de la Casa de la Cultura de Maracay (1982). Coordinó el plan de alfabetización del Barrio Los Erasos (1985). Impartió cátedra de poesía en la Universidad Metropolitana, Dirección de cultura (1991-1995).

Obra: 
 Estos 81 (1978), Mas si yo fuese poeta, un buen poeta (1978); 1900 y otros poemas (1984); Antología de la mala calle (1990 y 1994); San José Blues + Epopeya del Guaire y otros poemas; Miré los muros de la patria mía (2004).

Premios: 
 Premio Nacional de Literatura (2007); Primer Premio, Bienal José Antonio Ramos Sucre, 1976, por Estos 81; Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, Distrito Federal, 1983, por Antología de la mala calle; Premio Bienal Manuel Díaz Rodríguez, Mención Poesía, Concejo Municipal del Distrito Sucre, 1984, por 1900 y otros poemas.

ANTOLOGÍA
Miré los muros de la patria mía, título publicado por Monte Ávila Editores Latinoamericana (primera edición 2004 y segunda edición 2008), reúne los trabajos poéticos de William Osuna, poeta homenajeado en esta séptima edición del Festival Mundial de Poesía de Venezuela. En él se compilan los poemarios: Estos 81Mas si yo fuese poeta, un buen poeta (1978), Antología de la mala calle (1990, 1994, 2002), y San José Blues + Epopeya del Guaire y otros poemas (2003). En sus textos se desdibuja una ciudad que duele en la certeza del amor y viceversa, los tiempos, las calles y los pasos que buscan y muchas veces no encuentran. Crónica de una ciudad que podría ser otra, con su mala calle y su mala suerte de años, como si el espejo se hubiera roto, una y mil veces, y le hubiera dejado toda la superstición de los reflejos. (1978),
Epopeya del Güaire (fragmento)

El río Güaire tiene malos modales, cuando va
en los autobuses nunca le cede el puesto
a las parturientas, se sienta primero que las
damas, en los entierros grita más alto que
las viudas, dice impertinencias del muerto, cuentos de
los otros ríos.
A mí que no me nombre, dice el
Orinoco, no fue grumete en La Invencible ni
pudo unir sus aguas a los siete mares de China.
Los indios lo taparon con concha de totuma
para que los españoles no se lo bebieran.
No se parece a los ríos de don Jorge Manrique.
La mar océano no lo soporta a
él filosofa como un sabio chino: «Un río que no sabe
morir en un golfo»

¿Quién lo maleó?
No lleva doblón, ni sencillo, ni baúl de
pirata en sus dominios.
Tampoco rabo de tigre, tiene la carne peluda.
No trabaja, no canta.

Se monta en un perol de leche o
sobre el capó de un carro a mirar
los colores de la ciudad: es un río
que contempla, no para que lo contemplen.


Tan pobre: si la luna de los amantes
se atreviera a conversar con él ningún puente
la aceptaría; que no le vaya a pelar
los ojos a  la laguna negra, el poeta
Acevedo sería capaz de encerrarlo en un soneto.
Bronca de ríos y que hermanos. 

No me
meto en esos líos familiares.
Así me
enseñaron en la escuela. No es mi problema.

MUSEO DE BELLAS ARTES

El Museo de Bellas Artes está próximo a cumplir este 20 de febrero, 73 años desde la creación de su propia sede, afirmando así, ser el museo de artes plásticas más antiguo y uno de los más importantes de Venezuela.
 

La historia del Museo de Bellas Artes se remonta al año 1917, cuando fue decretado como tal, y a partir del 20 de febrero de 1938 adquiere una sólida presencia en la comunidad con la inauguración de su sede, un edificio de estilo neoclásico del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, en el Parque Los Caobos. 

Hasta ese momento el Museo albergaba todo lo relacionado al arte venezolano, sin embargo, en 1975 se crea la Galería de Arte Nacional, razón por la cual el Museo es despojado de esta Colección y se traslada a una edificación de cinco pisos  diseñada por el mismo Villanueva  y situada a un costado de la actual Galería Nacional y a un costado del Parque Los Caobos).

Desde entonces, el Museo de Bellas Artes ha reiterado su vocación de museo universal, el único en su tipo a nivel nacional pero sin descuidar su excelente colección de arte latinoamericano y susactividades de proyección social, que lo han identificado desde siempre con el mundo de la enseñanza. De hecho, su Departamento de Educación fue creado en los años 50 y cuenta entre sus docentes con reconocidos artistas. Algunas de las obras emblemáticas de este Museo son “La Ciudad” de Alexander Calder; “Cubo rojo” de Jesús Soto y “Estructura solar” de Alejandro Otero, sin olvidar su colección de arte egipcio adquirida en la década de los años 50 al Metropolitan de Nueva York.

El Espacio actual del Museo de Bellas Artes es una estructura de tránsito vertical, que abre al espectador las más variadas opciones para el disfrute de las artes visuales de todos los tiempos. Sus cinco pisos contienen tres salas destinadas a exposiciones temporales, tanto de su patrimonio como de otros museos e instituciones nacionales y extranjeras, las exhibiciones permanentes de la Colección de Cubismo y Tendencias Afines, la Colección de Cerámica, y el Gabinete de Dibujo, Estampa y Fotografía, espacio de estudio para los visitantes y, a la vez, sala de exposiciones de la Colección de Obras sobre Papel. El descenso por las rampas sugiere los pasadizos de las antiguas pirámides y, en sus intersecciones, las vitrinas que muestran la Colección Egipcia del Museo de Bellas Artes: relieves, fragmentos y figurillas funerarias, aproximan al visitante a una civilización milenaria.


La escultura es una constante en los espacios del Museo. “Hojas del Arbol Caído”, en la entrada Sur, nos muestra cómo el escultor catalán Josep Guinovart supo captar las posibilidades del espacio vertical del Museo. En el Jardín de Esculturas, y en estrecha relación con la naturaleza, encontramos significativas obras de Alexander Calder, Jacques Lipchitz, Henry Moore, Harry Abend y Arnaldo Pomodoro, entre otros. En el piso 6, lugar privilegiado para el disfrute del arte tridimensional, se ha instalado la Terraza de Esculturas, con vistas al entorno urbano desde los cuatro puntos cardinales.

FRANCISCO DE MIRANDA


Nació en Caracas el 28 de marzo de 1750. Dotado de una inmensa cultura, un genio militar excepcional y una inquebrantable fe en los principios de la Ilustración, es una de las figuras fundamentales de las luchas por la emancipación en la América española, Hijo del canario Sebastián de Miranda y Ravelo —capitán del batallón de Milicias de Blancos de Caracas—, y de la caraqueña Francisca Antonia Rodriguez de Espinoza, cursó estudios en el Real Colegio Seminario de Caracas. En enero de 1771 se alistó ene1 ejército real y se trasladó a España donde obtuvo el grado de capitán del regimiento de infanteria de la Princesa, Combatió en Melilla (1774-1775) y fue posteriormente destinado a las Antillas (1780).

Intervino en el sitio de Pensacola, en la guerra de Independencia de Estados Unidos, lo que le valió el ascenso a teniente coronel. Representó al gobierno de Cuba en misiones en Las Bahamas y Jamaica, Huyendo de la envidia de sus compañeros de armas y de las intrigas del gobierno colonial, en 1783 se trasladó a Estados Unidos, donde frecuentó a George Washington, Alexander Hamilton, Gilbert de Lafayette y Samuel Adams, y esbozó su primer proyecto de independencia para todo el contincnte americano.
En 1785 inició un largo periplo europeo, que le condujo a Alemania donde fue presentado a Federico el Grande de Prusia—, Austria, Hungria, Italia, Grecia, Constantinopla y Rusia —donde conoció a la emperatriz Catalina 11(1796), quien le brindó apoyo, Suecia, Dinamarca y Francia, Su llegada a Paris, el 24 de junio de 1789, le permitió ser testigo de los preparativos de los sucesos revolucionarios. En Londres, donde residió hasta 1792, intentó en vano convencer al gobierno de William Pitt de que financiara una expedición emancipadora de las colonias americanas.

Su traslado a Francia en 1792 coincidió con el auge momentáneo de los girondinos, entre los que contaba amigos. Fue reclutado en el ejército de la República y ascendido a teniente general en octubre de 1793. Participó en la campaña de Bélgica bajo las órdenes de Dumouriez.

Logró la capitulación de Amberes y, sobre todo, defendió brillantemente el sitio de Valmy, lo que le valió ser ascendido a lugarteniente general. La persecución de los girondinos condujo a su encarcelamiento cn La Force hasta enero de 1795. Sus dificiles relaciones con Napoleón Bonaparte le llevaron a regresar a Londres en 1797 y a cortar todos los vinculos con Francia en 1800, tras su expulsión oficial de este pais. Desde Gran Bretaña siguió impulsando sus planes libertadores y estrechó vínculos con jóvencs patriotas, como Bernardo O’Higgins.

Inició una relación intima con su ama de llaves (Sarah Andrews), con la que tuvo dos hijos: Leandro y Francisco. En 1805 viajó a Estados Unidos, donde obtuvo ayuda del presidente Thomas Jefferson y del secretario de Estado James Madison: el 2 de febrero de 1806 zarpó de Nueva York a bordo del bergantin Leander rumbo a Haití, donde se le unieron las goletas Bee y Bacchus. 

El 12 de marzo creó el pabellón tricolor : amarillo, azul y rojo, que habria de convertirse en la bandera de Venezuela y Colombia. La segunda expedición reunió once barcos y logró tomar La Vela de Coro el 3 de agosto de 1806, pero al no encontrar apoyo entre la población, se replegó de nuevo a las Antillas, Miranda esperó una nueva oportunidad durante dos años, pero ésta no se presentó y regresó a Gran Bretaña.

Poco después de los sucesos del 19 de abril de 1810, recibió en su casa de Londres a los comisionados Simón Bolivar, Luis López Méndez y Andrés Bello. En diciembre regresó a Caracas, después de casi cuarenta años de ausencia. Fue nombrado General y elegido diputado por El Pan al primer Congreso de la República.

Firmó el Acta de Independencia el 5 de julio de 1811 y fue nombrado generalísimo el 23 de abril de 1812, con el mandato de contener a las tropas realistas, Se estableció en Maracay, desde donde lanzó ataques contra el comandante Domingo de Monteverde. Deseoso de evitar un baño de sangre, firmó la capitulación el 26 de julio, lo que no impidió que Monteverde ordenara la detención de los patriotas. Cuando se disponia a embarcar en La Guaira para buscar refuerzos en Nueva Granada, fue detenido por un grupo de oficiales entre los que se hallaba Simón Bolivar, quienes le acusaron de traición. Al caer La Guaira en manos de los españoles, Miranda fue transferido al castillo de San Felipe en Puerto Cabello y a la fortaleza de El Morro en Puerto Rico.

En diciembre de 1813 fue embarcado hasta Cádiz, España, donde fue encerrado en La Carraca. Un ataque de apoplejía lo mantuvo paralizado hasta su muerte, e1 14 de julio de 1816. Dejó un monumental diario, Colombeia, que ocupa 63 volúmenes, y que la Academia Nacional de la Historia de Venezuela ha editado parcialmente. Su nombre está inscrito en el Arco de Triunfo de París, en homenaje a los servicios prestados a la Primera República francesa.

sábado, 23 de abril de 2011

Merida.... Una Joya en el Tiempo Venezolano

En tiempos Pre-Hispanicos el territorio que hoy conforma el Estado Mérida estuvo habitado por diversos grupos indígenas, algunos habitaban en las regiones altas y frías del estado y otros en las regiones bajas y cálidas. Uno de estos grupos indígenas fueron los Timoto-Cuicas, pertenecientes a la cultur Pre-Hispánica Incaica, la más avanzada dentro de las Culturas Pre-Hispánicas Venezolanas. También estaban los Torondoyes, los Timotes, Mucurubaes y Escagueyes que ocupaban las regiones altas y frías del norte de Mérida; así como los Bailadores, Chinatos, Mocoties y Jirajaras que ocupaban la zona del sur. Actualmente muchos pueblos de Mérida deben su nombre a estos grupos indígenas. 
Se dedicaban a tejer, a la elaboración de objetos de cerámica,  y a la agricultura. Realizaban sus cultivos en “Terrazas”, que consiste en la construcción en terreno inclinado de planicies escalonadas, para evitar la erosión y el agotamiento del suelo. Esta es una técnica que se practica aún en nuestros días. Según los historiadores, los conquistadores españoles denominaron a esta técnica de cultivo “Andenes”, lo cual dio origen al nombre de nuestra región: Los Andes. 

El estilo de vida de cada uno de estos grupos indígenas se diferenciaba, especialmente por el tipo de viviendas que construían, así como en su vestimenta. Los indígenas de las regiones altas y frías necesitaban mayor abrigo contra el clima templado, así que sus viviendas eran hechas a base de piedras con paredes altas para conservar el calor interno. Por otra parte los indígenas de las regiones cálidas del sur hacían sus viviendas de bahareque, una mezcla de barro y paja, por lo que sus hogares eran más frescos en el interior. 

El nombre de Mérida tiene su origen en España. Los romanos en el siglo 26 A.C  fundaron la ciudad de “Emerita Augusta”, que hoy en día conforma la ciudad de Mérida en España y cuyo nombre “Emerita” en su deformación al español se traduce: Mérida.  

Mérida fue fundada por el Capitán Juan Rodríguez Suárez, quien nació en  Mérida de Extremadura en España y dio el nombre de Santiago de Los Caballeros de Mérida a nuestra ciudad en honor a la tierra que lo vio nacer.

La ciudad fue fundada el 9 de octubre de 1558 cerca de San Juan de Lagunillas, pero en 1561 fue refundada en su actual sitio con el nombre de Santiago de Los Caballeros de Mérida. Posteriormente se fueron fundando los pueblos actuales y ensamblando con el paso del tiempo la cultura española y la cultura  indígena, lo que dio origen a los rasgos indohispanos que caracterizan al Merideño actual.

En 1830 se formó la Provincia de Mérida. Más tarde, en 1856, integra la Provincia del Táchira. En 1881 conforma el Gran Estado de Los Andes. En 1899 queda circunscrita a los términos que antes tenía como estado independiente, pero es en 1909 cuando figura como estado Mérida.
Las costumbres y tradiciones celebradas en el estado Mérida de Venezuela poseen una notable relación religiosa católica y tienen mayor auge durante la temporada decembrina. Las celebraciones en el estado poseen elementos propios dentro de las tradiciones venezolanas y en cada pueblo o ciudad existen además al menos una tradición única o peculiar en relación con las demás localidades de la entidad.

Muchas de las localidades del Estado celebran sus propias fiestas patronales o religiosas en honor a un santo o virgen del catolicismo. Además, celebraciones generales tienen lugar durante la semana santa y navidad.

Navidades Merideñas

Entre las costumbres típicas Andinas, que parecen dispuestas a conservarse, están relacionadas íntimamente con las fiestas de la Natividad de Cristo y suelen presentar fases de amplias proporciones sociales, las "Paraduras" y el "Robo del Niño" de origen colonial. El "nacimiento", más conocido como "pesebre" se arma unos días antes de la Navidad; es una actividad, esencialmente hogareña, la cual permite y exige la colaboración colectiva.
Otro de los aspectos de las fiestas navideñas, seria la decoración de las viviendas tanto interna como externa; con adornos para la época; como el árbol, el pesebre y las deliciosas hallacas para la cena de Nochebuena y cuantiosas luces que nos llenan de alegría y esperanza para la llegada del niño Dios y el nuevo año.

 El Pesebre

Forma parte de las Navidades, éste es realizado por los merideños en diversas dimensiones, grandes, pequeñas, lujosos y sencillos. En los pueblos Andinos se le dan numerosas formas a los pesebres. Muchos obedecen a una mano artística que ha puesto sus notas, que ha creado una obra cuando realiza las contorneadas figuras. Los pesebres son definidos por ciertas características que los hacen más o menos uniformes.

Misas de Aguinaldo

Se celebran en las fechas comprendidas entre el 16 y el 24 de diciembre, entre las 4 y las 6 a.m. Y dichas misas suelen participar músicos de las diferentes comunidades los cuales acompañan con sus instrumentos los cantos de aguinaldos típicos de la región.
En diferentes sitios se acostumbra turnar los barrios y aldeas en el acompañamiento de aguinaldos, para así brindar a todos la oportunidad de participación en las misas.
En algunas comunidades se acostumbra realizar la última misa de aguinaldos, con la representación de pastores.

Paradura del Niño

La fiesta de la Paradura del Niño se lleva a cabo a comienzos de cada nuevo año en los hermosos pueblos del estado Mérida. La gente supone que, habiendo nacido el niño en la noche del 24 de diciembre, ya para Enero puede pararse solo y caminar. La Paradura no es, pues, sino la fiesta de los primeros pasos del niño. De esta manera se celebra la Paradura, la cual reviste con especial belleza el estado Mérida.

Representación de la Paradura del Niño en la zona andina de Venezuela
Se celebra de la siguiente manera: El dueño de la casa invita a una determinada hora a sus amigos, quienes acuden con sus mejores ropas. El pesebre resplandece bajo la luz de las velas. Cuando llegan los padrinos comienzan los rezos, no sin antes haber brindado por la salud del infante. Después de las oraciones, se cantan los Aguinaldos ó Villancicos al son de los Violines y las Maracas. Ahora el padrino y la madrina se acercan al Pesebre, se arrodillan ante el niño y lo levantan, posteriormente es paseado por la casa y finalmente se deja de pie entre José y María.

 Festival del Violín

Al hablar de Mérida no podemos dejar de mencionar el festival del Violín de los Andes. En 1988, un grupo de personas sensibles y emprendedoras se propusieron una tarea invalorable, hacer posible el encuentro de los músicos más notables en el arte de hacer sonar el violín. Este es celebrado en Diciembre, pretende entre otras muchas cosas, fortalecer la música de la región, como parte activa de la expresión musical dentro de Venezuela y fuera de ella. Es así como rostros, vidas, miradas, manos, risas, sonidos, armonía y ritmo se juntan en una sola pasión por la Música.


Para los merideños la religión en sumamente importante, por ello es que muchas de sus celebraciones como La Quema de Judas, Los Vasallos de La Candelaria y La Fiesta de San Benito, son en honor a santos y personajes religiosos. Visitar este estado durante una de las celebraciones constituye un espectáculo lleno de devoción, música y colorido que vale la pena presenciar.


 Feria del Sol

Las Ferias de Mérida en un principio se realizaban en diciembre, eran las Ferias en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción. Luego, motivos de las lluvias decembrinas fueron cambiadas al mes de Febrero. En el año 1969 las Ferias de Mérida comenzaron a celebrarse durante el Carnaval, y pasaron a ser llamadas Las Ferias del Sol.

El Circo Monumental de Mérida durante la preparación de la elección de la Reina de la Feria del Sol (Reina del Sol)
En las ferias patronales de la ciudad de Mérida y en los pueblos principales, Ejido, Tovar y la Parroquia, se improvisaban ferias taurinas en los solares y talanqueras.


Panorama de Plaza de Toros Román Eduardo Sandia, Mérida
El principal promotor de la "Fiesta Brava" en la ciudad fue Don Germán Corredor, quien auspiciaba las corridas en un solar de Belén. Estas "corridas" crearon cada vez más afición en la región. El precursor de estas ferias en Ejido fue Don Augusto Rodríguez.
A partir de 1960, las Ferias de las región Andina se comenzaron a promover como atractivo turístico, así, en diciembre de 1967 se inaugura la Plaza Monumental Román Eduardo Sandia, con el nombre de uno de sus principales precursores partir de ese año las Ferias de Mérida van adquiriendo fama nacional e internacional. Dichas ferias se realizan durante las celebraciones de Carnaval.

domingo, 17 de abril de 2011

LUPITA FERRER..... La Esmeralda Venezolana

Hermosa y Glamorosa


En La Novela Esmeralda
LUPITA FERRER (Yolanda Guadalupe Ferrer, –su nombre real­ ) , nació el 6 de diciembre de 1947 en Maracaibo (Venezuela). Aunque desde muy pequeña bailaba y cantaba, no fue hasta los 15 años cuando descubrió su verdadera vocación: “Me inicié en el teatro interpretando a Ofelia, en Hamlet".
Con la siguiente obra, Doña Rosita la soltera, cautivó al presidente de su país, Raúl Leoni. Corría el año 1965. “Me dio una beca para estudiar en el Actors Studio de Nueva York. Allí llegaría a compartir aula con Liza Minelli”.
Sin pensárselo un instante, con 18 años hizo la maletas y se instaló en la Gran Manzana durante dos años. “Lo que hasta entonces había sido una simple afición se convirtió en mi profesión y en mi pasión. Después de hacer cine en México –junto a grandes artistas como Cantinflas– empecé a hacer novelas, la primera Donde no llega el sol, de 1967”.
Pero Esmeralda, en 1970, es la que recuerda de una manera especial: “Fue mi primer gran éxito y traspasó las fronteras de mi país; a ella le debo gran parte de mi popularidad”.

Ese año participó en largometrajes como El manantial de amor, El oficio más antiguo del mundo y La vida inútil de Pito Pérez. El público la aplaudió, pero ella no quiso abandonar el género que la había hecho famosa, pese a considerarlo más difícil: “Las telenovelas, a diferencia de las películas, requieren mucha resistencia física e implican largos meses de trabajo”.
1972 también fue muy importante para Lupita, sobre todo en el terreno personal. Se enamoró de Alfredo Carrillo y se casaron ese mismo año. No obstante, se divorciaron dos años más tarde a causa de los celos enfermizos del ingeniero venezolano.
Un ritmo frenético de trabajo la ayudó a dejar atrás la ruptura. Aunque continuó compaginando televisión y cine, su carrera se centró en las novelas, protagonizando títulos como Peregrina (1974), Mariana de la noche (1975) y La zulianita (1977).

Volvió a contraer matrimonio
En 1978, Lupita viajó a Hollywood para protagonizar Los hijos de Sánchez, junto al mexicano Anthony Quinn. Durante el rodaje se enamoró del director, Hall Bartlett. “Nos casamos enseguida y me quedé a vivir en Los Ángeles. Al principio me apoyó, pero luego quiso alejarme de mi trabajo”. Esta circunstancia provocó su segundo divorcio, sólo cuatro años más tarde.
Por desgracia, no pudo unir el éxito profesional con el personal: “Dios me brindó otras satisfacciones. Creo que nací para ser una eterna artista”. Valiente y decidida, nunca le ha asustado la soledad, pero confiesa que tiene una espina clavada: “Me hubiera gustado tener un hijo. Quizás algún día me decida a adoptar uno”.
Terminada la década de los setenta ya era una artista reconocida, pero lo mejor estaba por llegar. En 1985 nos deleitó con su magistral actuación en Cristal, dando vida a uno de los personajes que marcaron su trayectoria: Victoria Ascanio. El éxito de esta producción la dio a conocer en el mundo entero y le llovieron proyectos en Argentina, México y Venezuela, donde en 1992 grabó Las dos Dianas.

Además, vino a España para participar en la serie Truhanes: “Fue una experiencia increíble trabajar con Paco Rabal y Arturo Fernández. Me fascinó la caballerosidad de los españoles”. Pese a que durante su estancia dijo que le encantaría enamorarse de un catalán, no sucedió así: la conquistó un empresario ecuatoriano, Marcelo Burgos, quien luego se convirtió en su representante. Aunque pensaron en boda, rompieron a los tres años de empezar a salir. “Nunca se deben mezclar el trabajo y el amor”.
En 1995 llegó Morelia, a la que siguieron otras novelas como Nada personal (1996) y Rosalinda (1999). Mientras grababa esta última, pensó en retirarse del género: “Quiero dedicarme al teatro y sueño con triunfar en el cine. También estoy escribiendo mis memorias”.

Por aquel entonces también probó fortuna como empresaria y lanzó su propia línea de cosméticos: Fórmula Ferrer. Y logró el éxito. Sus cremas entusiasmaron a sus admiradoras, quizá porque pensaban que utilizándolas se conservarían tan bien como ella. La propia Lupita desveló su secreto. “Lo principal es llevar una vida sana: como bien y trato de descansar. No soy partidaria de la cirugía, aunque es cierto que nuestra profesión, aparte de talento, requiere una imagen”.
Por suerte para los amantes del género, Lupita regresó a la televisión seducida por apasionantes historias como Soledad (2001), Amor descarado (2003) e Inocente de ti (2004). En esta volvía a hacer de buena tras muchos años siendo la villana, algo que nunca le gustó: “Es un tipo de personaje que no sufre, que todo lo hace de forma fría y cerebral. Además, no quiero que el público me identifique con mujeres perversas y antipáticas”.

En 2007, tras participar un año antes en Ugly Betty, se involucró en otro ambicioso proyecto: Pecados ajenos.
Para Lupita, cumplir años no es sinónimo de declive. Prueba de ello es que, a sus 61 años, no sólo sigue trabajando, sino que está de nuevo enamorada.

GILBERTO CORREA .... El Gran Señor de la Television

 
 
 
 
 
 
 
En febrero de 1965 la vida lo llevó a Caracas. Entonces, maracucho de nacimiento, fue deslumbrado por una ciudad luminosa con edificaciones enormes... se sentía como en Nueva York. Quedó maravillado por las vanguardistas Torres del Centro Simón Bolívar y sus paredes de mármol, por los bloques de El Silencio y por la fuente blanquecina de la Plaza O'Leary.

"La arquitectura de Caracas cambiaba a diario, y, curiosamente, así como fui testigo del tránsito de la televisión en blanco y negro al color, también presencié la transformación de una ciudad sencilla en una con edificios inteligentes", dice.
Gilberto Correa, periodista y padre de dos hijos, primero vivió en Las Mercedes, y luego en el Hotel Potomac de San Bernardino, donde secuestraron al futbolista Alfredo Di Stéfano. Tras llegar a la capital contratado por Venevisión fue escalando posiciones en el canal: locutor de cabina y de promociones, animador de programas juveniles, de concursos, de musicales, hasta llegar a los primeros espacios de televisión popular producidos en la calle. Así condujo El show del pueblo en Antímano, La Vega, Plaza La Candelaria y El 23 de Enero, experiencia que le dio la oportunidad de nutrirse del sentir urbano.

"La interacción con el público es importantísima, porque te vincula con la audiencia", dice, y recuerda un sinfín de anécdotas: "Cuando hacíamos los shows en la calle nunca faltaba una señora de algún barrio que me invitara a almorzar en su casa. Yo iba, por supuesto; aunque lo menos que hacía era comer, pues llegaba tanta gente que no podía ni moverme". Tales momentos son la corona en su pared de reconocimientos. "Me han dado decenas de premios, pero si tuviera que dejarlos por seguir recibiendo el cariño de la gente, los abandonaría para siempre".

No obstante, él mismo se sorprende ante una confesión inédita. "La popularidad me ha agotado al punto de que soy más feliz siendo anónimo que siendo conocido. No porque quiera dejar la fama, sino por la libertad de hacer más cosas sin tener que cuidarme tanto. A veces me siento preso en mi propia ciudad", revela.

Con los años, su estilo de vida cambió. De joven disfrutó la ciudad en las mejores discotecas de la época: La Lechuga 1 y 2 (en la avenida Libertador), el City Hall (en el C.C.C.T.) y Le Club (en el C.C. Chacaíto), donde, dice, se cumplía lo de "living la vida loca".

Al contrario, hoy disfruta una Caracas tranquila. La admira desde su pent house con una vista de casi 360°, y El Ávila en frente le resulta un obsequio verde-marrón, unos días amigable y, otros, tenebroso. "Y lo mejor es que no tengo El Ávila del arte que pintó Cabret, sino el que hizo Dios, con sus colores y dimensiones reales", señala.

Tras cientos de vivencias en este valle -las "bailantas" en Los Próceres con 300 mil personas, las décadas en Sábado Sensacional, y los Miss Venezuela en los Teatros Municipal, Teresa Carreño y, luego, en el Poliedro-, un día especial emerge al escudriñar en su memoria. Corría julio de 1967, "jamás lo olvidaré: era el Cuatricentenario de Caracas, la ciudad entera festejaba en la Plaza Bolívar la elección de su reina, y allí estaba yo, un maracucho de 23 años, con el inmenso honor de animar el evento", recuerda. Finalmente, una de las caras más famosas del país y voz comercial por excelencia, alerta: "No permitamos que 'la sucursal del cielo' se convierta en 'la capital del infierno'". Se felicita por el juego de palabras, toma un sorbo de vino, y apunta con regionalismo: "Bueno, Caracas siempre será 'la sucursal del cielo', porque el cielo mismo es Maracaibo".

miércoles, 13 de abril de 2011

SEMANA SANTA ..... Tradicion Venezolana


Los preparativos para la celebración de la Semana Santa remontan del siglo XIX y eran distintos a los de nuestros días. En épocas pasadas la fecha era acompañada de un hálito místico, de paz y silencio propicio para el recuerdo del martirio y el sacrificio de Cristo.

En víspera de la Semana Mayor los devotos preparaban afanadamente la ropa que vestirían durante los días de regocijo, porque consideraban que al estrenar las prendas de vestir en la ceremonia religiosa serían recompensados con buena suerte durante el resto del año.

La fe en aquellos tiempos privaba en el espíritu del venezolano. Los días más importantes eran el jueves santo y el viernes santo, correspondientes a la crucifixión. La muerte de Jesús en El Calvario era toda una tradición, la gente se mantenía en completo silencio, y sin querer exagerar el hecho, no estaba permitido alzar la voz, pelear, cero ruidos, porque según las creencias populares la carne del Señor era herida por los golpes. Las campanas de la iglesia no eran utilizadas, y en su lugar las ceremonias eran anunciadas con matracas. El viernes santo no se comía carne por ser considerado el día del ayuno y el sacrificio. Todo ha cambiado en la actualidad.

La Semana Santa tuvo un momento en la historia en la que fue rememorada con múltiples manifestaciones eclesiásticas y devotas. Actualmente algunas tradiciones religiosas de la Semana Mayor se conservan en ciertas localidades y parroquias del país.

Conocer qué se hacía en nuestro país en otra época siempre será una curiosidad, porque finalmente son las tradiciones las que llegan a formar una visión más amplia de lo que entendemos por nuestras costumbres diarias, que han cambiado en referencia a un pasado que todavía conserva su esencia.



Quema de Judas 


El Domingo de Resurrección se recuerda la traición a Cristo con la celebración de la Quema de Judas, una de las tradiciones de mayor participación social en las diferentes regiones del país.

El Judas es un muñeco elaborado manualmente con tela y relleno de paja, trapos y fuegos artificiales, de facciones semejantes a una persona previamente seleccionada que por el proceder de sus acciones es considerada una amenaza para la colectividad y merecedora de burla, rechazo y escarnio.

La tradición popular lleva a la creación del muñeco y le atribuye a su figura una historia particular en la que según supuestas palabras escritas por el Judas, se resume la vida y las faltas cometidas hasta el día de su sentencia.

El Judas es paseado por las calles del pueblo, o de la parroquia, con la intención de que todos los residentes lo conozcan, para finalmente amarrarlo de un árbol o un poste y quemarlo.

La celebración es motivo de alegría para los participantes porque, según la tradición, termina el padecimiento de un sin fin de injusticias atribuidas al Judas.

Con la Semana Mayor finaliza el ciclo de Cuaresma. Los devotos de la iglesia católica se preparan para la celebración de otras manifestaciones culturales, pero seguramente esperarán la próxima Semana Santa para hacer nuevas promesas y revivir una vez más la vida de Jesús.
 
Palmeros de Chacao



Fue en Caracas hace más de doscientos años, específicamente en lo que hoy conocemos como el Municipio Chacao, cuando el padre José Antonio Mohedano hizo la promesa de subir a El Ávila durante el resto de sus días para buscar palmeras y bendecirlas durante sus misas, como pago al favor del cese de una epidemia de fiebre amarilla que afectaba a los habitantes de la zona.

Aquella palma bendita que bajó de El Ávila durante tanto tiempo sobre los hombros de los cargadores o Palmeros, hoy es la protagonista de una de las tradiciones más arraigadas en las costumbres de los venezolanos.
El peregrinar de los Palmeros de Chacao se inicia el viernes de Concilio previo a la Semana Santa, cuando en la celebración de la llamada misa de envío más de doscientos hombres, mujeres, jóvenes y niños se encomiendan a Dios para cumplir con la misión de buscar la palma que será bendecida y repartida a los fieles el Domingo de Ramos.

Los Palmeros suben a El Ávila, de manera indefinida, el día viernes o sábado previo a la Semana Santa. Cortan las palmas durante el día y la noche, y bajan de la montaña en la madrugada del Domingo de Ramos para conmemorar durante la misa de este día, la entrada de Cristo a Jerusalén, donde según las escrituras fue recibido con ramos.

La significación social de la tradición ratifica los vínculos familiares de los vecinos de la zona y se ha convertido con el paso del tiempo en una tradición nacional. Los hijos de los Palmeros heredan la tradición de sus padres, y a diferencia de años anteriores cuando las familias se encargaban de planificar la celebración, hoy en día corresponde a la Alcaldía de Chacao y a la Casa de los Palmeros encargarse de la programación de la misa y la bendición de las palmas.

La bendición de las palmas y las ramas de olivo forman parte de una tradición que ya tiene más de doscientos años, y esta Semana Santa no será la excepción para que miles de devotos asistan a los templos en búsqueda de la palma bendita por la que seguramente harán una promesa.

Día del Nazareno

Los primeros días de la Semana Santa se inician con la celebración de oficios religiosos especiales programados por cada parroquia, pero es el miércoles santo cuando todo el país se reúne para rememorar el Día del Nazareno, y rendir testimonio devocional en una procesión que después de recorrer varias cuadras finaliza con la llegada a la iglesia.

promeseros. Los cargadores son las personas encargadas de arrastrar la Cruz lentamente a medida que balancean el peso del cuerpo de un pie a otro, en memoria de la agonía de Cristo.

Los promeseros acompañan a los devotos en la procesión, pero a diferencia de éstos suelen andar con los pies descalzos como expresión de sacrificio ante la promesa ofrecida al Nazareno.

La rememoración del Nazareno tiene la particularidad de movilizar a los venezolanos desde grandes distancias hacia las principales iglesias del país donde la tradición ha alcanzado un prestigio notable, como en el caso de las iglesias de Achaguas, en el Estado Apure; Caigua, en el Estado Anzoátegui y la Parroquia de Santa Teresa en Caracas.

Este año el Nazareno será recordado nuevamente el miércoles de la Semana Santa, cuando los fieles rindan homenaje a Jesús con la representación de un pasaje descrito hace miles de años en las santas escrituras.


La Pasión viviente de Cristo

Con la intención de rememorar los últimos momentos que vivió Jesús en sacrificio por el resto de los hombres, los miembros de las parroquias y pueblos devotos del país se preparan el viernes de Semana Santa para representar en la Pasión viviente de Cristo, algunos de los instantes más importantes narrados en la historia sagrada.

Los feligreses se reúnen en las calles cercanas a las iglesias para representar, con el vestuario a la usanza de la época, los diferentes pasajes bíblicos.

Cada una de las regiones del país conserva una cronología particular en la representación de la Pasión de Cristo, pero a pesar de esta diversidad se conserva una estructura básica determinada por La Entrada Triunfal de Cristo a Jerusalén, La Multiplicación de los Panes, El Sermón de la Montaña, La Resurrección de Lázaro, La Santa Cena, El Huerto de los Olivos, Vía Crucis, Crucifixión, Resurrección y Asunción.

La tradición intenta ratificar la creencia en las costumbres y en la fe, por ser la forma en que los devotos logran recordar y expresar el sentido de pertenencia con la iglesia católica.

La Semana Santa revive con la escenificación de los momentos significativos de la vida de Jesús la tradición de un pueblo que, al no negar sus raíces, rememora todos los años la vida, muerte y resurrección del hombre que según las escrituras dio en sacrifico su vida para la salvación de la humanidad.
Fuente: Tomado de Maxxcoi

viernes, 8 de abril de 2011

Venezuela - Mito Chaima - Origen seres

Los chaimas son una nación indígena del oriente de Venezuela, cuyos descendientes actualmente luchan por revitalizar la lengua y tomar sus espacios naturales. El siguiente mito sobre Amanaroca, el primer ser humano, fue tomado del Blog Yabarana. Relata lo siguiente:
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En un tiempo muy lejano contando muchas lunas hacia atrás, nadie había aun abierto trochas en la selva, y las matas eran espesas, que apenas dejaban asomar la tierra por entre el verdor de los bejucos. A este mundo llegó Amanaroca, el primer hombre de todos los hombres, el fundador de las tribus que habían de nacer a lo largo de los tiempos. El remoto abuelo de las gentes chaimas trajo consigo, sobre las márgenes del Guarapiche y el Mana, a su hermano Hurvipín cuyo nombre quiere decir que sólo él era y que no tenía ningún otro hermano mayor.
En cierta ocasión, Amanaroca y Hurvipín se enojaron muchísimo entre ellos, como siempre que hay dos hombres juntos en la tierra. Así pues, lucharon bravamente uno contra otro, y Amanaroca, que era más recio y valiente, agarró a su hermano y lo arrojó contra la alta montaña del Guácharo, quedando Hurvipín incrustado en la falda del cerro, convertido en un gran peñasco que se distingue desde lo lejos, por encima de la cueva abierta en la base de aquella montaña.

Los chaimas descendientes de Amanaroca, crecieron y se hicieron muchos al pie de la montaña del Guácharo. Los chaimas temían a esta gran caverna, sobre la que estaba petrificado el cuerpo de Hurvipín, en cuyas bóvedas rocosas se ocultaban miles de guácharos acompañando los espíritus de los chaimas muertos, generación tras generación, y yacen inmóviles en las misteriosas estancias de cristal, roca y piedras refulgentes que forman la gran cueva del Guácharo.

Ningún chaima entró nunca en aquel lugar donde había de ir su espíritu cuando se separase de su cuerpo, tan solo acudían a su entrada y ante ella conjuraban al mal espíritu.